Como decía no sé quien, "el amor es algo que empieza no se sabe cómo, y acaba no se sabe cuándo".
Hace relativamente poco tiempo que el Coyote se ha percatado de que lo que más le gusta del amor es que sea breve y muy, muy, muy intenso. Al menos en esto, el Coyote se considera un caballero chapado a la antigua, ya podéis imaginar: "un caballero no cuenta sus secretos de alcoba".
Pero lo cierto es que no se le podía ocurrir una mejor manera de empezar el nuevo año; y también se ha percatado de otro detalle: se está haciendo viejo. Demasiado tabaco, demasiado poco (o nada) de ejercicio, le terminan dejando baldado. Sí, así es: estuvo secuestrado más de dos días, sin poder salir de la habitación de cierta señorita (bastante más joven que él), y el pobre terminó con agujetas en partes del cuerpo que ni siquiera sabía que existían, y tuvimos que aguantar sus quejidos durante unos cuantos diás (pero como dice el otro, sarna con gusto no pica).
Sí, breve pero intenso, como un fuego abrasador. Porque, y esto es cierto, en cuestiones sentimentales es casi mejor no alargar la cosa más allá de cierto punto, porque cuando la pasión se termina, el sentimiento torna en afecto, y puede llegar ese terrible momento en que se hacen las cosas casi por obligación, forzadas y en absoluto auténticas. Entonces es cuando esa persona tan especial, a la que le hiciste un hueco en tu corazón, ante la cual te dejaste vulnerable, y que te tienen en su poder - metafóricamente, claro -, puede llegar a hacernos mucho daño. De hecho, quien más daño puede hacernos es quien más cerca está de esa parte blandita y sensible que es el corazón de los pobres mortales.
Deseo juega con nosotros como si fuésemos marionetas, nos maneja a su antojo, y al final siempre le parece adorable que lloremos de dolor por alguien.
Hace relativamente poco tiempo que el Coyote se ha percatado de que lo que más le gusta del amor es que sea breve y muy, muy, muy intenso. Al menos en esto, el Coyote se considera un caballero chapado a la antigua, ya podéis imaginar: "un caballero no cuenta sus secretos de alcoba".
Pero lo cierto es que no se le podía ocurrir una mejor manera de empezar el nuevo año; y también se ha percatado de otro detalle: se está haciendo viejo. Demasiado tabaco, demasiado poco (o nada) de ejercicio, le terminan dejando baldado. Sí, así es: estuvo secuestrado más de dos días, sin poder salir de la habitación de cierta señorita (bastante más joven que él), y el pobre terminó con agujetas en partes del cuerpo que ni siquiera sabía que existían, y tuvimos que aguantar sus quejidos durante unos cuantos diás (pero como dice el otro, sarna con gusto no pica).
Sí, breve pero intenso, como un fuego abrasador. Porque, y esto es cierto, en cuestiones sentimentales es casi mejor no alargar la cosa más allá de cierto punto, porque cuando la pasión se termina, el sentimiento torna en afecto, y puede llegar ese terrible momento en que se hacen las cosas casi por obligación, forzadas y en absoluto auténticas. Entonces es cuando esa persona tan especial, a la que le hiciste un hueco en tu corazón, ante la cual te dejaste vulnerable, y que te tienen en su poder - metafóricamente, claro -, puede llegar a hacernos mucho daño. De hecho, quien más daño puede hacernos es quien más cerca está de esa parte blandita y sensible que es el corazón de los pobres mortales.
Deseo juega con nosotros como si fuésemos marionetas, nos maneja a su antojo, y al final siempre le parece adorable que lloremos de dolor por alguien.
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