miércoles, 16 de enero de 2008

La atribulada vida del doctor Torralba (continuación)

Precedentes: El cura de Bargota, Apolonio de Tiana et alia

Sólo haremos un resumen superficial, porque la leyenda es bien conocida (o al menos antes lo era; creo recordar que hace años echaron por la tele una serie española sobre temas así de brujería y demás, y uno de los capítulos contaba la historia con todo detalle, bastante completita - postdata: es posible que fuese una película y no una serie, así que no insistiremos en el tema).

El cura Joanes, de la parroquia de Bargota en Navarra, en su juventud al parecer había estudiado en Salamanca, y en la Universidad tuvo tratos con ciertos círculos de nigromantes o brujos, que lo iniciaron en el tema, llevándolo a sus aquelarres en la famosa Cueva de Hércules. Con aquellos conocimientos, terminó atando un demonio familiar, que puso a su servicio algún otro demonio superior con el que el cura había hecho un trato.

Al parecer, entre las gentes del pueblo empezó a correr la suerte de que el familiar del cura lo llevaba por los aires hasta lugares distantes, pues en ocasiones podía verse al cura con la sotana chorreando, cuando no había caído una gota de lluvia en todo el día; o incluso restos de nieve en sus zapatos en pleno estío.

El cura también se hizo famoso porque era capaz de profetizar el resultado de algunas batallas importantes, que estaban aconteciendo en ese mismo momento en Alemania o Italia, antes incluso de que llegasen emisarios con correos que lo confirmaban. Debía dar la impresión de que el tipo se teletransportaba allí, gracias a las artes del espíritu familiar en su poder. También se cuenta que visitó en varias ocasiones Roma, e incluso salvó al papa de una conspiración contra su vida, gracias a lo cual fue perdonado por todos sus pecados, y el mismo perdón papal llegó en último momento a Bargota, cuando el cura estaba a punto de ser quemado por orden de la Santa Inquisición.

Pero las visiones de lugares distantes y lejanos, cuando no ya el viaje mismo por uno u otro medio “mágico” (sea a lomos de un espíritu, a horcajadas de una escoba, o sobre alfombras persas de preciosa factura), ya llevan siendo parte del imaginario colectivo desde hace milenios. Hay un precedente, por ejemplo, en la figura de Apolonio de Tiana, el taumaturgo romano, que era capaz estando en Alejandría de anunciar la muerte del emperador en Roma, aunque también tenía dotes de exorcista y otras habilidades estupendas – su figura fue ampliamente utilizada por Filóstrato, para escribir un panfleto que hiciera de rival pagano frente a los Evangelios y las milagrosas hazañas de Jesús que en ellos se narran (ignoramos si la Vida de Apolonio de Tiana, título del panfleto, era una biografía oficial, y había sido autorizada por el mismo Apolonio, lo más seguro es que no).

Y hablando de demonios que llevan en volandas a sus dueños humanos, le viene al Coyote a la memoria la anécdota apócrifa en la que se enfrentaron (dialécticamente) san Pedro apóstol y Simón el mago; el mago de Alejandría le mostró su poder al "santo", obligando a sus demonios que lo elevasen en el aire ante la multitud alucinada del foro romano. Al parecer, con unas palabras del apóstol (inspirado por el "espíritu santo", aunque claro, qué hace santos a unos espíritus y no-santos a otros, sólo lo saben los capitostes de la Iglesia), forzó a los demonios para que soltasen al padre del gnosticismo, que se descalabró el pobre, como castigo por su envanecido orgullo intelectual.

Decimos que la anécdota es apócrifa porque, al parecer, está basada en la interpretación errónea de un antiguo grabado, que otro día mostraremos aquí. Y además, según parece, está demostrado históricamente que san Pedro nunca estuvo en Roma.


PostData:

Nos comenta el Coyote, así como de pasada, que existen bastantes errores de exactitud en la entrada de Apolonio de Tiana de la estupenda y para nada fiable Wiki; entre otros, al parecer, comenta que Apolonio nunca llegó a morir físicamente, tal como se cuenta allí, sino que tras años de arduas investigaciones, el taumaturgo terminó hallando una puerta. Para variar, cuando le hemos querido insistir en la cuestión, para que explicase o ampliase qué quería decir con "hallar una puerta", el Coyote ha empezado a divagar y usar expresiones tales como "dislocación", "viajes astrales" y el efecto que tenía para el organismo cierto moho que crecía en el pan ácimo que se preparaba en todo Oriente durante la antigüedad.

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