martes, 29 de enero de 2008

Algunos fragmentos de historias sincrónicas (y conclusión)

Aunque pospuesto (no intencionadamente, eh?), aquí presentamos la conclusión de algunos fragmentos de ciertas historias sincrónicas, que tienen por eje común la influencia que “el Atlante” tuvo para ciertas mentalidades dispuestas a creer en cualquier cosa. Lo cierto es que su historia aún no ha terminado, pero en lo que a nosotros respecta, dejaremos que la memoria de Qarnis Qum sea eso, no más que memoria. Algunos de los miembros del equipo de El Blues del Coyote habían empezado a manifestar extraños sueños, de voces que les hablan en idiomas muertos y olvidados, a océanos de tiempo de distancia. En fin, también tenemos que reconocer que presentar, con un sentido lógico y lineal, la enmarañada red de intereses, agentes dobles y conjuras que constituyó el aparato de espionaje/inteligencia que cubría desde Tokio hasta Washington, pasando por todas las capitales europeas durante la pre-guerra y buena parte de la Segunda Guerra Mundial, no ha sido nada fácil, así que... Bueno, pues lo dicho, ahí va la última tanda y conclusión de la operación NIKE y, por ende, de la historia de “el Atlante”.

Del equipo de asesores de la OSS para la operación NIKE destacan los siguientes miembros:
  • El doctor Henry Jones Jr., afamado arqueólogo y profesor en el Marshall College de Connecticut, recomendado por el multimillonario Walter Donovan (cuando aún no se habían enemistado, claro). Según parece, el doctor Jones se ofreció para formar parte del equipo que llevaría a cabo la acción, pero los militares que estaban al cargo lo desestimaron.
  • El celebre ocultista inglés Aleister Crowley, propuesto por Maxwell Knigth, a la sazón jefe del servicio secreto británico, el MI5 (el famoso “M” de las novelas de Ian Fleming, del cual se dice que era amigo de ambos, Crowley y Knigth, y que de hecho fue quien le propuso a Knigth la participación del ocultista en este asunto). Con su acostumbrada autosuficiencia, el Coyote comenta que este Knigth, al parecer, era un pájaro de cuidado que había sido anteriormente miembro de las British Knight Fascisti, también conocida como British Fascist Ltd o BF. De esta misma agrupación ultraderechista salió el afamado lord Haw Haw, colaboracionista alemán convertido locutor de las emisoras alemanas para el resto de Europa.
  • El doctor Wingate Peaslee, profesor de Psicología de la Universidad de Miskatonic, Arkham (condado de Essex, Massachusetts), y especialista en lenguas muertas. Poco después de estos sucesos, le fue ofrecida la dirección de la enigmática Fundación Wilmarth. El doctor se pasó la mayor parte de las reuniones sacando facsímiles de papiros antiguos, y citando obras de títulos tan abstrusos como “Manuscritos Pnakóticos” o “Tablillas de G´harne”. Según parece fue el único en darse cuenta de la real amenaza que significaban las actividades de los nazis en la operación FENRIS, pero los descreídos militares enarcaban una ceja, expresión de sarcasmo sostenido, y trataban de ocuparse de asuntos estratégicos más “prácticos”. También parece que el doctor insistía con vehemencia en que los agentes enviados al temible castillo de Ascherslebensberg debían portar colgantes con el símbolo arcano, así como asegurarse de llevar una buena provisión de Elixir Tikkoum (que ya había demostrado su efecto en otras ocasiones). El doctor Peaslee encontró especial oposición ante Crowley, que como ocultista de rango superior pensaba ser quien tenía la última palabra en dichas cuestiones; éste se comportaba con bastante displicencia frente al doctor, al que pretendía ridiculizar enfrentándolo a su demagogia. En este caso, Crowley confiaba más en las informaciones que les proporcionaban sus contactos en logias alemanas, que tomar cualquier tipo de protección mágica. Sin embargo, desde el asunto Hess, en el que se dice que tomó buena parte, el servicio de inteligencia alemán había dispuesto que todas las informaciones que le llegasen al ocultista inglés desde campo enemigo fuesen todas bien falsas. Por no decir que es muy posible que aquellas supuestas revelaciones que Crowley recibió en su estancia en El Cairo, del Maestro Ra-Hoor-Khuit, no fuesen más que un intento de Qarnis Qum por contactar con alguien que pudiese sacarlo de su estado de letargo/muerte/sueño.
  • No está exenta de dudas la afirmación de que los nazis consiguiesen finalmente dar con el punto exacto de la tumba del hechicero supremo de Poseidonis, en las fuentes del Nilo. Hay datos bastante contradictorios al respecto; esto explicaría algunos movimientos estratégicos erráticos que realizaron las tropas alemanas en África, como si realmente estuviesen buscando algo (por más que no pudiesen ni acercarse a Sudán, que por entonces era protectorado británico). En cualquier caso, la operación aliada TORCH (08-11-1942), de desembarco masivo sorpresa contra todas las fuerzas de ocupación del Eje en África, terminó con cualquier posibilidad de dar con la tumba de Qarnis Qum, al menos en aquellos momentos. Esta operación comenzó sólo poco más de un mes antes del solsticio de invierno, con lo cual arruinó la esperanza del viejo Weisthor, astrólogo personal de Himmler y director de la operación FENRIS, que contaba con disponer de la carcasa momificada del mago, su reseco cadáver, para poder atar su cuerpo astral a él. Pensó el loco astrólogo que, de todas formas, podría invocar sólo su cuerpo etérico, y encerrarlo en algún tipo de círculo que había hecho grabar previamente en el empedrado del patio del castillo; pensó que era suficiente con realizar el ritual coincidiendo con el blôt del solsticio de invierno; pensó que con practicar algunos sacrificios humanos y salpicar con la sangre de las víctimas a todos los presentes, el espíritu del poderoso Qarnis Qum se haría presente y los tomaría a todos bajo su tutela espiritual, sin ninguna otra consecuencia. Habría que haber recordado, en todo caso, al viejo loco las palabras de advertencia que realizó en su momento Abdul al Hasr´d en su Qitab al Azif:
    “Sabias fueron las palabras de Ibn Schacab, quien declaró que no existe tumba más feliz que aquella que no alberga a un hechicero, tan dichosa como esa ciudad anochecida que ve a todos sus brujos reducidos a cenizas. Tiempo ha que corre el rumor de que el alma vendida al diablo no sólo rehúsa abandonar su recipiente de arcilla sino que ceba e instruye a los mismísimos gusanos que le devoran, hasta que de la corrupción brota un espantoso simulacro de vida, plagada de groseros carroñeros subterráneos. Se excavan en secreto hoyos inmensos donde debería bastar con los poros de la tierra y han aprendido a caminar seres que no deberían sino arrastrarse.”
    Según parece, los informes oficiales de la operación: NIKE debieron de perderse en algún momento del trasvase de competencias entre la OSS y la CIA, en los años cuarenta. No hay, pues, documentos oficiales que aclaren cuál terminó siendo el resultado de dicha operación. Es inequívoco que consiguieron frustrar de alguna manera los planes nazis, pero en qué forma es algo que no podemos imaginar.
    El doctor Peaslee, de la U. de Miskatonic, por sus propios intereses, llevó un diario de su participación en la operación, y años después, a principios de los sesenta, se entrevistó con el único miembro superviviente de la operación, el militar norteamericano, Obadiah Plisskin, el cual se encontraba internado en aquella época en la prestigiosa clínica Menninger (Topeka, Kansas). El veterano se encontraba aquejado de stress postraumático, y al parecer llevaba sin dormir a pierna suelta desde el 42, cosa harto inusual.
    Según nos desvela el doctor Peaslee en su diario, el soldado Plisskin había adelgazado hasta extremos insospechados, y era alimentado por suero, puesto que su organismo rechazaba cualquier tipo de sólido. Al parecer, el soldado se pasaba los días sedado, pues los ruidos fuertes (como la segadora de césped, o el motor del camión de reparto, por ejemplo) le provocaban reacciones violentas – un par de enfermeros de baja (uno de ellos permanente), y un psicólogo con la rótula definitivamente lisiada por culpa de un bolígrafo mal usado, eran el saldo que se había cobrado en el sanatorio, de momento. Su cuadro clínico, por ser breves, incluía una lista de fobias bastante completa (balistofobia, diplofobia, helmintofobia y kosmikofobia eran las más impresionantes de entre todas las que le aquejaban).
    Por tres ocasiones se entrevistó el doctor Peaslee con el soldado Plisskin: la primera fue totalmente infructuosa: parecía evidente que la desgastada psique del militar había bloqueado por completo la memoria de lo que aconteció la noche del solsticio de invierno del año 1942. Plisskin se limitaba a permanecer taciturno, con la mirada perdida, soñando despierto. De manera que el doctor solicitó al equipo de especialistas que trataba a Plisskin poder realizar al enfermo una sesión de hipnosis regresiva.

miércoles, 23 de enero de 2008

La atribulada vida del doctor Torralba (otra continuación)

Reseña biográfica

Ahora sí, definitivamente; ahora sí que pasamos a enumerar algunos momentos puntales en lo que se conoce de la vida del doctor Eugenio de Torralba, calificado por don Julio Caro Baroja "el mago más famoso del Renacimiento español o hispano-italiano".

  • Aprox. 1485-1490: Nacimiento del doctor Torralba en Cuenca (ciudad mágica, según nos comentan); proveniente de familia de cristianos viejos, hidalgos y caballeros. Ningún antecedente inquisitorial.
  • Aprox. 1500: Es enviado por su familia a Italia, Roma, para que se ilustre y eduque. Estudia Medicina y Filosofía, bajo la protección del obispo de Volterra (de quien los propios anales pontificios lo señalan como un personaje tanto intrigante, como cortesano y culto al mismo tiempo).
Inciso: Además de todo el caldo de cultivo esoterista/mágico (con raíces hundidas en el neoplatonismo y la kabbalah, como hemos comentado anteriormente), que recorría los ambientes eruditos de Europa, en Italia se debatía con no menos pasión - aparte de con un cierto riesgo para la propia vida - sobre la veracidad de la inmortalidad del alma; ahí se encuentra la famosa Escuela de Padua (bueno, eso de famosa es en su casa a la hora de comer, que hoy ya nadie recuerda ni a Pomponazzi, ni sus acaloradas demostraciones de que Aristóteles nunca llegó a defender, ni admitir la inmortalidad del alma). Afirmar semejante cosa parecería muy audaz en la época y en el lugar. Pero los prelados de la Iglesia, aquejados de un esnobismo muy característico de todo arribista, les protegían porque les parecía divertido, hasta que se cansaban de ellos (o por motivos políticos), y los dejaban en manos del corrector Santo Oficio... Queremos decir que, en un principio y aunque Roma fuese la capital de la Iglesia, parecía haber cierta tolerancia a creencias e ideas heterodóxas. Ya veremos que esto llevó a un exceso de confianza a más de uno, y finalmente los dirigió directamente a la hoguera.

  • Aprox 1507: El doctor Torralba entra en amistad con un tal "fray Pedro", fraile dominico, el cual le cede en préstamo vitalicio la propiedad y uso de su "ángel bueno", llamado Zaquiel o Zequiel. Cuentan que éstas fueron sus palabras: "Yo te e llamado y e hecho venir aquí para que sirvas y hagas lo que Eugenio de Torralva te dixere para que le acompañes todo el tiempo de su vida." Como vemos en este caso, no hay aquí rastro de invocación, pacto ni ninguna parafernalia satanista al uso, más bien al contrario, parece más bien un ruego amistoso lo que el tal fray Pedro le hace a Zaquiel.
  • Así es como el doctor Torralba describe al tal Zaquiel (al cual sólo podían ver él, y los que el espíritu quisiera que pudiesen verle): asemejaba un hombre joven y venusto (que significa hermoso al tiempo que afeminado, es un término en desuso, que proviene de Venus), de color blanco con una especie de cendal rojo, sobre el que llevaba una sobrevestidura negra. Zaquiel le hablaba en latín e italiano, y al parecer no consentía que le tocasen - cosa sin duda harto difícil, siendo un espíritu incorpóreo. No solía aparecerse nada más que al propio doctor, aunque en cierta ocasión el cardenal de Volterra afirmó haberlo visto, e incluso haber hablado con él (quizá una pequeña mentirijilla para hacerse el importante, o quizá realmente se le apareció). Como signo de que era un espíritu benigno (muy similar en esto al daimon de Sócrates), el doctor Torralba contó - al tribunal de la Inquisición - cómo en cierta ocasión, estando en el puerto de Nápoles con otro español, éste le propuso llevarlo a alguno de los muchos lupanares del lugar, cuando recibió un empujón de la nada (o de Zaquiel, hemos de suponer), que lo hizo desistir. Según parece, el nombre del espíritu proviene del apócrifo y muy prohibido "Libro de Henoch" - el cual es una suma tal de dislates, que ha dado ocasión incluso de encontrar en él pruebas de la visita de civilizaciones extraterrestres en la antigüedad. En él, como decíamos, se cita a un tal Zakiel, que es un nombre con una sonoridad hebrea, y además nombre de ángel: la terminación -el, significa algo así como "del Señor", puesto que El es uno de los nombres de Dios (no sólo para los hebreos, ya que como El era adorado también el distante dios creador de los canaaneos). Por cierto, que el doctor también nos cuenta la procedencia de Zaquiel: al parecer era oriundo de la India Alta, en concreto del legendario reino del Preste Juan (localizado, según algunos, en el pequeño reino cristiano-nestoriano del kan Togrul, de los kereyit o kerait, asimilados finalmente por los mongoles de Gengis), aunque no sería de extrañar que proviniese de un reino un poco más al este, y un poco más subterráneo...
  • De su asocación con Zaquiel se sigue la gran fama que alcanzó el doctor Torralba como médico, el cual daba solución a las enfermedades más raras de la época. El Coyote me interrumpe para obligarme a contar lo siguiente: Esto le recuerda al cuento popular en que un médico se hace amigo de la Muerte, y esta le dice que cuando vaya a visitar a un enfermo obre de la siguiente manera: cuando vea a los pies de la cama del enfermo a la Muerte significa que sanará; sin embargo, si la Muerte se encuentra en la cabecera, indefectiblemente, el enfermo caerá, de manera que el médico podría aceptar sólo casos en los que podía saber si el enfermo sobreviviría. Su fama llegó a hacerse tan extensa, que fue llamado para que curase al rey de cierto mal que lo aquejaba. Como el médico viese que la Muerte se encontraba junto a la cabecera, no se le ocurrió otra solución más ingeniosa que dar la vuelta a la cama, para poner a la Muerte a los pies de ésta...
  • Pero volviendo al tema que nos ocupa, no parece que en la época ni el lugar en los que el doctor Torralba se encontraba fuese cosa de ocultar sus escarceos con asuntos esotéricos, e incluso es posible que hiciese gala de ello entre tanto artista descreído, filósofo materialista y prelados tolerantes y esnobs, que organizaban elevadas tertulias intelectuales. Y como con el famoso cura de Bargota, nuestro doctor también hacía gala de tener conocimiento de asuntos que ocurrían en lugares lejanos y distantes (y es que parece que Zaquiel era especialista en política internacional). Así, se cuenta que en 1510 profetizó la derrota de don García de Toledo en la isla de Gelves, nada menos que ante el Gran Capitán y el cardenal Cisneros; luego, en 1516 profetizó la muerte de Fernando el Católico. Sólo un año después, se conoce que debió prever la conspiración iniciada por el cardenal Petrucci contra el papa, en la que al parecer participó activamente su mecenas y protector, el cardenal de Volterra. Como parece que Zaquiel le avisó de que León X finalmente ordenaría la muerte de los conjurados, y sabiendo de la caída en desgracia de su protector, el doctor Torralba decide dejar el enrarecido ambiente italiano, y volverse a España. En 1519, encontrándose ya en España, el doctor avisa al duque de Béjar de la conjura de los comuneros.
  • Durante cerca de diez años, el doctor pasa una vida de cortesano, durante un tiempo vive en la Corte, se traslada una temporada de nuevo a Roma (donde ya había muerto tiempo atrás su antiguo protector, el cardenal de Volterra). Finalmente, en 1527 lo encontramos afincado en Valladolid, al servicio de doña Leonor de Austria, hermana de Carlos I.
  • El 6 de mayo de 1527, un abigarrado contingente de mercenarios españoles, alemanes e italianos, bajo las órdenes del condestable Carlos de Borbón, procede al saqueo y pillaje de la ciudad santa, Roma. Los soldados llevaban meses sin cobrar, encontrándose en tierra inhóspita y enfrentándose a las fuerzas combinadas de los condottieri, señores de la guerra, con el apoyo de franceses y del partido de los papistas. Cuando por fin las fuerzas imperiales se hicieron con la victoria, ningún mando fue capaz de impedir el saqueo conocido como el Saco de Roma. Aquellas fueron unas jornadas terribles, de barbarie y destrucción como no se han conocido. El bueno del doctor, según narró posteriormente al tribunal de la Inquisición, dormía apaciblemente aquella noche en una posada en Valladolid; fue despertado entonces por Zaquiel, que le informó de que un suceso terrible acontecía en Roma en aquellos instantes. Sin darle tiempo para muchos preparativos, en una hora y media le transportó en volandas hasta una azotea de Roma, donde contempló durante media hora el desastre. Luego, en otra hora y media, estuvo de nuevo en su habitación, en la posada de Valladolid, como si no hubiera pasado nada.
  • Entre las amistades más duraderas del doctor se encontraba cierto hidalgo, llamado don Diego de Zúñiga. Éste había sido capitán de infantería en Valladolid, y al parecer también era pariente del duque de Béjar. El doctor y don Diego se conocían ya de la época en que ambos estuvieron en Italia, y parece que desde entonces el doctor Torralba le había hecho confidencias a don Diego sobre la existencia de su "espíritu familiar". Pero es sólo muchos años después, alrededor de 1527, vivendo ambos en Valladolid, cuando don Diego se decide a pedir al doctor hacer uso de su familiar. Según parece, este don Diego de Zúñiga vivía como huesped de una viuda, en cuya casa se rumoreaba que estaba escondido un tesoro - todo muy cervantino y quijotesco, por cierto. Tanto el soldado como la patrona solicitaron al doctor que preguntáse a Zaquiel cómo podían recuperarlo. El bueno de Torralba (quizá por no pillarse los dedos, quién sabe) les dijo que Zaquiel había asegurado que aún no era el momento de recuperar el tesoro, puesto que estaba custodiado por dos espíritus encantados de tiempos de los moros.
  • La respuesta de Zaquiel no debió agradar demasiado a don Diego que, poco después, se dirigió al tribunal del Santo Oficio en Valladolid. Con su denuncia de los tratos nigrománticos del doctor y otras calumnias, la Inquisición dio orden de que se diera preso al doctor Eugenio de Torralba. Aquí empieza su proceso, que duraría cerca de tres años llenos de interrogatorios, aislamiento y tormentos varios.
La conclusión, en la próxima entrega. ¡Y con anotaciones del Coyote!

viernes, 18 de enero de 2008

La atribulada vida del doctor Torralba (continuación)

Demonios, familiares y diablos

Que el bueno de Sócrates tenía un daemon, es bien conocido. Él mismo, cuando fue procesado por el pueblo de Atenas por corrupción de la juventud, lo reconoce. Pero, claro, era éste un espíritu sujeto a cierta moralidad (daemon, en la época clásica, no tenía las connotaciones negativas que posteriormente se le dieron, ya una vez implantado el cristianismo). El testimonio recogido por Platón en su Apología de Sócrates no deja clara la proveniencia de este ser invisible y que sólo el propio Sócrates podía sentir. Pero, como decíamos, este daemon estaba sujeto a ciertas normas morales, y cuando observaba que Sócrates iba a emprender alguna acción errada, o moralmente censurable, se lo advertía pegándole un delicado empujón, para hacerle ver que no le gustaba el camino que iba a tomar.

Visto así, pareciera que el daemon de Sócrates era algo así como un reflejo de su conciencia moral, o todo lo más un ángel de la guarda (no judeo-cristiano, por supuesto).

En cualquier caso, el relato del espíritu que acompañaba al abuelo de la mentalidad racional occidental, era de sobra conocido por las gentes con una cultura media-alta durante el Renacimiento y Barroco. Es una de las leyendas relacionadas con filósofos clásicos, como aquella que pretende que Pitágoras había sido un devoto iniciado en la magia, y en la que de fondo subyace la idea siguiente:

Los filósofos, al ahondar y penetrar con su curiosidad y entendimiento en lo realmente real de los fenómenos, son capaces de percibir los resoltes ocultos de la naturaleza, más allá de la ilusión, ya se sabe: todo lo visible y lo invisible. Sin embargo, como decía el bueno de Lovecraft: "... la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes." (La llamada de Cthulhu)

Pero volviendo a los daemones; discípulos posteriores de la Academia (de Platón, claro), desarrollaron a partir de las concepciones del maestro, toda una cosmología y un sistema idealista - del que posteriormente tomaron no pocos préstamos algunas escuelas gnósticas e incluso el mismo cristianismo, cuidado. Y en un momento concreto, ciertos aspectos de esta cosmología se confunden y fusionan con la propia cosmología judeo-cristiana; así, Filón de Alejandría, judío helenizado, reconoce explícitamente la realidad de estos seres intermedios entre el ser humano, físico y terrenal, angeloi, daemones, o como quiera llamárseles. Y estos seres, andando los siglos, fueron reconocidos como djinns (o "genios") por los hechiceros del mundo islámico - herederos directos del mundo greco-latino clásico.

Pero no podemos olvidar aquí tres corrientes de pensamiento (que, en parte, se entrecruzan y bifurcan a lo largo del tiempo, llegando a confundirse en algunos momentos): por un lado el gnosticismo, con sus eones y emanaciones de seres cósmicos, por otro, el hermetismo, muy similar en planteamientos al gnosticismo (pero también distante), con sus famosas entidades que revelan verdades universales a sus adeptos - me estoy acordando en concreto de Poimandres; y, finalmente, la Kabbalah hebrea, la que más expresamente tiene tratos con espíritus angélicos y otras entidades (diría yo, a modo de mediúmnica escritura automática, pero esto ya es mucho decir).

Sin embargo, con la paulatina e histórica imposición del cristianismo, todas estas creencias fueron relegadas al plano de lo heterodoxo (o directamente herético), cuando no directamente destruidas y olvidadas - como ocurrió con el gnosticismo, del que sólo nos llegaron referencias por sus oponentes, los teólogos Padres de la Iglesia, hasta el relativamente reciente descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi. Llegó un momento, incluso, en el que la Iglesia se vio en el deber de prohibir la devoción angélica entre el pueblo, que rayaba el paganismo.

El mundo de los espíritus, entonces, se torna con el cristianismo abiertamente maniqueo; hay, pues, espíritus buenos y espíritus malos: ángeles y demonios. Pero si bien los ángeles no parecen ser más que emanaciones de la Voluntad de Dios, mediadores entre lo Absoluto y el mundo material, es decir mensajeros sin voluntad propia, pasa todo lo contrario con los demonios. Estos, al haberse rebelado al Creador y expulsados de su Presencia, adquieren independencia y voluntad propia.

Endemoniados y exorcismos

Los demonios, al ser espíritus incorpóreos (a mí que me registren, no pienso ser más explícito), envidian a los humanos y anhelan tomar el control de algún cuerpo, en otras palabras, encarnarse. Las pasiones más terrenales les chiflan, de hecho algunos ángeles han caído, al ser tentados por los sentidos más voluptuosos y las emociones que ofrece el cuerpo humano. La Biblia está llena de referencias a endemoniados, a los que Jesús curaba expulsando aquellos espíritus con una facilidad pasmosa (aunque no es el único, sí que era de los más buenos).

Pero el fenómeno de la posesión y el consiguiente ritual de exorcismo no son exclusivos del entorno cultural cristiano. De hecho, están presentes en casi todas las tradiciones del planeta - afirmación que habría que matizar, pero no estamos para eso. El exorcismo, como rito terapéutico, tiene un valor enorme, puesto que allí donde la ciencia psiquiátrica abarrotaría al enfermo de calmantes y demás, los pasos para realizar el exorcismo tienen efectos más allá de la parte racional, apelando al subconsciente a realizar una lucha arquetípica, una batalla ancestral (el arcángel contra el dragón, el guerrero de luz contra el guerrero de oscuridad, en fin...), de la que sale fortalecido y recuperado el endemoniado.

Todo hay que decirlo: sólo en casos muy precisos puede ser efectivo el exorcismo. En manos de gente inculta y supersticiosa, o de maníacos y egocéntricos, puede ser muy peligroso e incluso mortal. Además, no hay que olvidar que antaño se consideraba endemoniado a cualquiera con alguna enfermedad mental (y a epilépticos, es de suponer), y no poca gente ha sufrido a consecuencia de esto.

Volviendo al tema del exorcismo, hay unos cuantos pasos que son imprescindibles para que este funcione (el Ritual Romano es un poco más extenso, pero en esencia es lo mismo): 1) Hay que obligar al espíritu a que te revele su nombre (ya se sabe, conocer el nombre secreto de los espíritus es el primer paso para que te obedezcan y atarlos a tu voluntad); 2) también se le pueden hacer preguntas concernientes a cómo expulsarle, y en teoría, el espíritu está obligado a decir la verdad - aunque sólo en esto, según parece; 3) hay que pedir al espíritu que haga alguna señal de que realmente ha salido del poseido; y, 4) aunque esto creo que esto no es imprescindible, cuando sale el espíritu del cuerpo hay que buscarle otro anfitrión, normalmente en algún animal cercano disponible (Jesús en uno de sus exorcismos obligó a los espíritus a entrar en una piara de cerdos).

En el caso del cristianismo habría que añadir que parte imprescindible del exorcismo es apelar a estancias espiritualmente superiores (ya sabéis: el poder de Cristo te obliga, etc...) Ha habido más de un caso donde el sacerdote exorcista ha tenido que repasar el santoral entero con tal de expulsar al demonio de turno. Sin embargo, el ritual de exorcismo tiene un par de aspectos parecidos, o similares, con el ritual taumatúrgico de invocación de espíritus, de creación de familiares y demás: Se usa el nombre verdadero del espíritu para controlarlo, se lo obliga a entrar en el cuerpo de un animal, y se le usa para tener acceso a conocimientos vedados al hombre. Sin embargo, la diferencia más radical, creo, consiste en que en estos casos no se apela no se depende de entidades espirituales superiores: es la voluntad de artífice, del magus, vaya, la que obliga al espíritu a obedecerle en todo momento.

No pocos practicantes de las artes herméticas se han condenado por un exceso de hubrys, por su hinchado orgullo.

Para otra ocasión dejamos las consonancias y diferencias del ritual romano de exorcismo con las técnicas chamánicas, o las shinto japonesas.

Guille, el familiar del Coyote, hace un par de años

miércoles, 16 de enero de 2008

La atribulada vida del doctor Torralba (continuación)

Precedentes: El cura de Bargota, Apolonio de Tiana et alia

Sólo haremos un resumen superficial, porque la leyenda es bien conocida (o al menos antes lo era; creo recordar que hace años echaron por la tele una serie española sobre temas así de brujería y demás, y uno de los capítulos contaba la historia con todo detalle, bastante completita - postdata: es posible que fuese una película y no una serie, así que no insistiremos en el tema).

El cura Joanes, de la parroquia de Bargota en Navarra, en su juventud al parecer había estudiado en Salamanca, y en la Universidad tuvo tratos con ciertos círculos de nigromantes o brujos, que lo iniciaron en el tema, llevándolo a sus aquelarres en la famosa Cueva de Hércules. Con aquellos conocimientos, terminó atando un demonio familiar, que puso a su servicio algún otro demonio superior con el que el cura había hecho un trato.

Al parecer, entre las gentes del pueblo empezó a correr la suerte de que el familiar del cura lo llevaba por los aires hasta lugares distantes, pues en ocasiones podía verse al cura con la sotana chorreando, cuando no había caído una gota de lluvia en todo el día; o incluso restos de nieve en sus zapatos en pleno estío.

El cura también se hizo famoso porque era capaz de profetizar el resultado de algunas batallas importantes, que estaban aconteciendo en ese mismo momento en Alemania o Italia, antes incluso de que llegasen emisarios con correos que lo confirmaban. Debía dar la impresión de que el tipo se teletransportaba allí, gracias a las artes del espíritu familiar en su poder. También se cuenta que visitó en varias ocasiones Roma, e incluso salvó al papa de una conspiración contra su vida, gracias a lo cual fue perdonado por todos sus pecados, y el mismo perdón papal llegó en último momento a Bargota, cuando el cura estaba a punto de ser quemado por orden de la Santa Inquisición.

Pero las visiones de lugares distantes y lejanos, cuando no ya el viaje mismo por uno u otro medio “mágico” (sea a lomos de un espíritu, a horcajadas de una escoba, o sobre alfombras persas de preciosa factura), ya llevan siendo parte del imaginario colectivo desde hace milenios. Hay un precedente, por ejemplo, en la figura de Apolonio de Tiana, el taumaturgo romano, que era capaz estando en Alejandría de anunciar la muerte del emperador en Roma, aunque también tenía dotes de exorcista y otras habilidades estupendas – su figura fue ampliamente utilizada por Filóstrato, para escribir un panfleto que hiciera de rival pagano frente a los Evangelios y las milagrosas hazañas de Jesús que en ellos se narran (ignoramos si la Vida de Apolonio de Tiana, título del panfleto, era una biografía oficial, y había sido autorizada por el mismo Apolonio, lo más seguro es que no).

Y hablando de demonios que llevan en volandas a sus dueños humanos, le viene al Coyote a la memoria la anécdota apócrifa en la que se enfrentaron (dialécticamente) san Pedro apóstol y Simón el mago; el mago de Alejandría le mostró su poder al "santo", obligando a sus demonios que lo elevasen en el aire ante la multitud alucinada del foro romano. Al parecer, con unas palabras del apóstol (inspirado por el "espíritu santo", aunque claro, qué hace santos a unos espíritus y no-santos a otros, sólo lo saben los capitostes de la Iglesia), forzó a los demonios para que soltasen al padre del gnosticismo, que se descalabró el pobre, como castigo por su envanecido orgullo intelectual.

Decimos que la anécdota es apócrifa porque, al parecer, está basada en la interpretación errónea de un antiguo grabado, que otro día mostraremos aquí. Y además, según parece, está demostrado históricamente que san Pedro nunca estuvo en Roma.


PostData:

Nos comenta el Coyote, así como de pasada, que existen bastantes errores de exactitud en la entrada de Apolonio de Tiana de la estupenda y para nada fiable Wiki; entre otros, al parecer, comenta que Apolonio nunca llegó a morir físicamente, tal como se cuenta allí, sino que tras años de arduas investigaciones, el taumaturgo terminó hallando una puerta. Para variar, cuando le hemos querido insistir en la cuestión, para que explicase o ampliase qué quería decir con "hallar una puerta", el Coyote ha empezado a divagar y usar expresiones tales como "dislocación", "viajes astrales" y el efecto que tenía para el organismo cierto moho que crecía en el pan ácimo que se preparaba en todo Oriente durante la antigüedad.

martes, 15 de enero de 2008

La atribulada vida del doctor Torralba

Una introducción

Zaquiel susurrando secretos al doctor

Ya sé que es un defecto que tenemos los miembros del equipo de EL BLUES DEL COYOTE, que no es otro que ocultar las referencias; es cierto, nunca (o casi nunca) citamos las fuentes de donde extraemos tan variopinta y heterogénea información – si es que los dislates que plasmamos en el blog pueden llegar a considerarse información, claro. En la mayoría de los casos esto ha sido así porque los hechos por nosotros narrados (o cronologizados), no provienen casi nunca de una única fuente – y esto, no porque estemos interesados en contrastar los datos ni nada parecido, que quede bien claro, se nos da al fresco de hecho.

Pero, en este caso concreto, nos vemos en la obligación de citar la fuente fundamental, sobre todo, por hacer honor y reconocimiento a tan insigne pensador y antropólogo (ya fallecido): Nos referimos a don Julio Caro Baroja, y en concreto, a sus obras Vidas Mágicas e Inquisición I (1992, Istmo), e Inquisición, Brujería y Criptojudaísmo (1970, Ariel). Tipos como don Julio ya no quedan, y personalmente ha sido no sólo fuente de información, sino también de inspiración.

Se conjugan en torno a la figura del bueno del doctor Torralba dos leyendas de origen totalmente distintos; una, la idea medieval del viaje por los aires, atravesando grandes distancias en poco tiempo, a lomos de un demonio la mayoría de las ocasiones; la otra, que es más bien renacentista y ha tenido bastante acogida a lo largo del tiempo, la de los espíritus llamados familiares. Pero no sólo, puesto que si bien la primera es una leyenda de cuño más popular (que también vemos, por ejemplo, en la figura legendaria de el cura de Bargota); la segunda es una noción más bien asociada a cierta imagen sofisticada que se tiene de los hechiceros, brujas y nigromantes, y que fue ampliamente explotada por los miembros de la Inquisición o Santo Oficio (no sólo por los mismos inquisidores, que nunca olvidaban de incluir alguna pregunta sobre la cuestión en sus interrogatorios; también los avispados denunciantes perdían el trasero en mostrar como prueba de las maldades del acusado el tener en casa a un inocente gatito negro, u otro animal de compañía – el Coyote nos informa de que incluso se han denunciado como familiares a gallos negros, que no tienen la culpa de su melanina. Tampoco están exentas ciertas nociones de angeología hebrea y kabbalah, así como algunas ideas neoplatónicas y del mundo pagano grecorromano, bastante corruptas, por cierto.

Pero lo curioso en el caso del buen doctor Torralba es que su existencia está documentada, y se conoce bastante sobre su agitada vida de supuesto nigromante y sobre su espíritu familiar, conocido como Zaquiel, gracias a los archivos de los interrogatorios del sonado proceso a que fue sometido por la Inquisición.

Siempre cabe la duda razonable de que la mayoría de sus experiencias esotéricas (por calificarlas de alguna manera) no fueran más que invenciones del buen doctor, presionado por el tribunal de inquisidores. Tenemos constancia del caso de un religioso sevillano, allá por el siglo XVII, que siendo acusado de pertenecer a la herejía de los alumbrados, al ser sometido a los consiguientes tormentos que la maquinaria burocrática de la Inquisición imponía, empezó a soltar tal ristra de embustes, dislates y barbaridades, que terminó reconociendo cosas tales como que él era Cristo renacido (aunque reencarnado sería más correcto), y que había venido de nuevo a la tierra para enfrentarse al Anticristo, que estaba por alzarse en Turquía y reclamar su herencia como heredero del Príncipe de este Mundo. Lo que hace decir un buen potro, unas tenazas y un par de herramientas de tortura oxidadas, no lo consigue ni el clembuterol o como narices se llame el suero de la verdad.

En cualquier caso, puede que esto sólo sea una parte de la verdad; en el renacimiento era moneda común entre gentes de cierta cultura la creencia en espíritus intermedios entre el Cielo y la Tierra, daemones o agathodaemones, con los que era posible cierto trato e interacción, en virtud de ciertos rituales y formulas. De esto no se escapaban ni siquiera filósofos de la talla de Pico della Mirandola, y por supuesto, los novelistas y dramaturgos de la época y posteriores se hacen eco de la creencia en familiares, pactos y demás parafernalia ocultista. El mismo doctor Torralba, durante su larga estancia en Italia parece haber tonteado con estas cosas, si bien siempre desde la perspectiva de un adepto a ciertas ideas herméticas que para nada tienen algo que ver con las paranoias de una enorme conspiración satánica a escala mundial que alentaban los inquisidores, y en la que encajaba cualquier actitud o forma de vida heterogénea, y ajena a la norma dictada por la Iglesia y el Poder (brujas, judíos no conversos, herejes, homosexuales, locos o endemoniados, y un largo etcétera de excepciones a la norma, que tenían que esconderse para poder ser ellos mismos, o enfrentarse a una dura reprimenda de la justicia divina, todo por el bien y la salvación de sus supuestas y etéreas almas).

Nunca llegaremos a saber con certeza cuánto de lo que confesó el doctor Torralba a los inquisidores era su propia y sincera creencia, y cuánto lo improvisó sobre la marcha con lo que había escuchado por ahí, para tener algo que decir a éstos.

lunes, 14 de enero de 2008

Interludio: Del Amor y otros Demonios

Como decía no sé quien, "el amor es algo que empieza no se sabe cómo, y acaba no se sabe cuándo".
Hace relativamente poco tiempo que el Coyote se ha percatado de que lo que más le gusta del amor es que sea breve y muy, muy, muy intenso. Al menos en esto, el Coyote se considera un caballero chapado a la antigua, ya podéis imaginar: "un caballero no cuenta sus secretos de alcoba".
Pero lo cierto es que no se le podía ocurrir una mejor manera de empezar el nuevo año; y también se ha percatado de otro detalle: se está haciendo viejo. Demasiado tabaco, demasiado poco (o nada) de ejercicio, le terminan dejando baldado. Sí, así es: estuvo secuestrado más de dos días, sin poder salir de la habitación de cierta señorita (bastante más joven que él), y el pobre terminó con agujetas en partes del cuerpo que ni siquiera sabía que existían, y tuvimos que aguantar sus quejidos durante unos cuantos diás (pero como dice el otro, sarna con gusto no pica).
Sí, breve pero intenso, como un fuego abrasador. Porque, y esto es cierto, en cuestiones sentimentales es casi mejor no alargar la cosa más allá de cierto punto, porque cuando la pasión se termina, el sentimiento torna en afecto, y puede llegar ese terrible momento en que se hacen las cosas casi por obligación, forzadas y en absoluto auténticas. Entonces es cuando esa persona tan especial, a la que le hiciste un hueco en tu corazón, ante la cual te dejaste vulnerable, y que te tienen en su poder - metafóricamente, claro -, puede llegar a hacernos mucho daño. De hecho, quien más daño puede hacernos es quien más cerca está de esa parte blandita y sensible que es el corazón de los pobres mortales.
Deseo juega con nosotros como si fuésemos marionetas, nos maneja a su antojo, y al final siempre le parece adorable que lloremos de dolor por alguien.

miércoles, 9 de enero de 2008

Algunos fragmentos de historias sincrónicas (tercera parte)

Pese a quien le pese, e ignorando las veladas amenazas que hemos recibido en diversos formatos para que no continuemos desvelando entresijos que hoy día son historia, pero que en su momento fueron presente vivo, seguimos con la cronología de "el Atlante".

  • 1933: al acceder al poder en Alemania el NSDAP (conocido vulgarmente como Partido Nazi) son disueltas numerosas organizaciones y sociedades secretas, entre ellas, la Thule Gesellshaft. Fuentes no precisas declaran que dos años más tarde la copia del “Liber Hyperboreas” es hallada y entregada al fondo de la Ahnenerbe, el Instituto para la Investigación de las Raíces Espirituales de la Herencia Ancestral Alemana (departamento bajo la supervisión directa del Reichführer de las SS, Heinrich Himmler, al que puso, entre otros proyectos, a la búsqueda del Santo Grial, y al final de la guerra se le encargó ocuparse de los detalles logísticos de la Solución Final).
  • 1936: después de dos años de estudios del texto, los especialistas supervivientes llegan a la conclusión de que la copia que posee la Ahnenerbe del “Liber Hyperboreas” está incompleta, y que de ahí provienen los resultados desastrosos de anteriores intentos de invocación del hechicero supremo de Poseidonis.
  • 1937: Heinrich Himmler pone en marcha el operativo FENRIS, otorgando el mando de éste a Karl María Willigut, su astrólogo personal, que responde al hermético seudónimo de “Weisthor”. La operación FENRIS tenía como objetivos reunir el máximo posible de copias del “Liber Hyperboreas”, así como la búsqueda y rastreo de las tablillas originales de donde salió el libro, y preparar en un lugar apartado en el centro inexpugnable de la Selva Negra la ceremonia completa de invocación del hechicero supremo, al cual suponían los nazis completa pureza racial y, por supuesto, conocimientos más allá de la cordura humana.
  • 1938: Como parte secundaria de la operación FENRIS, la Ahnenerbe organiza una expedición al Tíbet, dirigida por Ernst Schaeffer. Oficialmente, ésta tenía fines biológicos y antropológicos – al parecer, pretendían rastrear en el País de las Nieves los orígenes remotos de la raza aria. Pero Himmler, o su inspirador, Wheistor, tenían unas intenciones secretas, que sólo comunicaron al propio Schaeffer, en una entrevista secreta. Se especula con que se le dio orden de ponerse en contacto con la Jerarquía del Gobierno Secreto del mundo, sita en la subterránea Aggartha. Se desconoce el grado de éxito, lo que sí es cierto que volvió a Alemania en posesión del texto sagrado budista "Kangschur", en el que al parecer se encontraron pistas sobre el paradero del sepulcro de Qarnis Qum, en las fuentes del Nilo (antigua colonia de refugiados atlantes). También se afirma que Schaeffer se hizo con la piedra negra Cintamani, regalo del Rex Mundi del Aggartha, que los Bogd Khanes de Mongolia utilizaban para realizar profecías.
  • 1938-41: La espía aliada conocida con el nombre clave Rosa de Jericó, infiltrada entre los efectivos de la Ahnenerbe empieza a filtrar información al ejército Aliado sobre las difusas intenciones de Himmler y sus adláteres en torno a la operación FENRIS. Descubierta su tapadera en 1941, es enviada a un campo de prisioneros, y dos años después es ejecutada tras un sumarísimo juicio de guerra.
  • 1941: Tras el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbour, los USA entran en la guerra.
  • 1942: Es fundada la OSS, u Office of Strategic Services, bajo la advocación de Franklin D Rossevelt. Como tareas tenían recoger y analizar la información estratégica requerida por los jefes y conducir las operaciones especiales no asignadas a otras agencias. Los servicios secretos aliados ponen notas en común, resultando la mayoría de operaciones secretas puestas en marcha de un éxito considerable. Entre otras, se pone en marcha la operación NIKE (la diosa de la victoria griega, nada que ver con la marca de zapatillas). La operación NIKE tenía como objetivo principal, impedir la consecución de la operación alemana FENRIS. Como parte de la operación NIKE se organiza un comando formado por miembros de élite de varios ejércitos aliados:

    • Sargento Obadiah Plisskin, de la 101ª División Aerotransportada del ejército americano, especialista en artillería.

    • Teniente James Holmes, de la naciente Special Air Services (SAS) del ejército británico, como oficial jefe de la operación.

    • Soldado Yuri Ivanovich Nikolaievsk, reputado francotirador del Ejército Rojo, y héroe de Stalingrado.

    • Thierry Le Voy, de la resistencia francesa; conocido actor transformista, infiltrado como enlace en el terrible castillo de Ascherslebensberg, en el centro inexpugnable de la Selva Negra. Bajo la personalidad del asistente del Hauptman (capitán) de la SchutzStaffel, encargado de la seguridad del castillo.
Los tres primeros serían lanzados en paracaídas en las inmediaciones del castillo, junto con un equipo mínimo indispensable, que por supuesto incluía unas píldoras de cianuro, para ingerir si eran descubiertos. Le Voy sería avisado para darles paso al castillo por un acceso secreto, el único no custodiado por la guardia del castillo. Weisthor tenía calculada la noche propicia para realizar la invocación, en función de un calendario germánico sagrado que él mismo había diseñado, que coincidía con el solsticio de invierno, momento en que, según afirmaba en sus delirios, las barreras entre los mundos eran más ténues.
Hasta aquí la tercera parte; la conclusión, en la próxima entrega...

domingo, 6 de enero de 2008

Algunos fragmentos de historias sincronicas (segunda parte)


En primer lugar, reconocer un tremendo error de precisión que cometimos en la última entrada. No fueron miembros de la OTO, u Ordo Templi Orientis, en su célula de Berlín, quienes en 1933 alardearon de tener entre sus posesiones un ejemplar del Liber Hyperboreas, sino que éstos fueron más bien miembros de la aún más tenebrosa Sociedad Thule, o Thule Gesellshaft. En segundo lugar, no fue en la revista francesa Études Mythologiques donde se realizaron las declaraciones; éstas se hicieron en el órgano de expresión völkisch, Ostara (revista publicada por George Lanz von Liebenfels, elemento también conocido por la publicación de una obra con el título: La Teozoología o los Simios de Sodoma y el electrón de los Dioses, que al parecer inspiró en parte a los jerarcas nazis – claro, todo lo que pudiera aprovecharse, como justificación para el antisemitismo, era bienvenido... narices, si hasta se atrevieron a profanar la memoria de ese loco sagrado que fue Friedrich “Zarathustra” Nietzsche).
Respecto a las supuestas invocaciones que la célula de Berlín intentó a lo largo de aquel año, tenemos datos más concretos acerca de sus resultados.
El viejo Coyote ha tenido a bien proporcionarnos algunas notas personales que nos han aclarado un poco más este punto. Hay que decir que el Coyote es adepto de la práctica de escritura automática, y aunque normalmente suele ser bastante reticente con lo que nos da a leer, en este caso ha sido generoso. A continuación la reproducimos, con las consiguientes correcciones gramaticales y de ortografía:
“El lugar: Berlín, un callejón del barrio antiguo. El momento: Noche especialmente oscura, 27 de febrero de 1933.
Aquel tipo andaba con mucha prisa; casi corría. De cuando en cuando, al llegar al recodo de una bocacalle, se paraba para echar un vistazo atrás. Tenía unos ademanes que delataban un nerviosismo extremo.
Desde luego, si su intención era huir de alguien, o ponerse a salvo de alguna manera, metiéndose de cabeza en callejones oscuros y abandonados no iba a conseguirlo.
Agarraba algo con fuerza, como si de mantener aquel bulto envuelto en lienzo muy cerca dependiera su vida. Doblaba una esquina a la derecha; luego a la izquierda, y de nuevo a la derecha. Mientras avanzaba, sin pararse muy bien a comprobar a dónde se dirigía, no podía evitar hacer recuento.
Müller, muerto; Axel, muerto; von Doom, muerto. Por supuesto, también estaba la médium, frau Helga. Pero ella era una mujer, y en el gran esquema de las cosas era irrelevante.
Del gurú Swami Chandraguptra y von Lanz nada parecía saberse. Quizá también hubiesen escapado.
Pero lo importante era que él tenía el libro. En el tumulto, cuando los asistentes a la invocación empezaron a convertirse en amasijos de carne, con los sesos saliéndoles por los oídos, cuando cayó la vela y se propagó el incendio, él, y sólo él, fue el único que tuvo la genial idea de salvar el libro.
Salió corriendo, sin mirar atrás, quitándose de encima a aquellos que, aunque seguían dando espasmódicas brazadas al aire, en realidad ya estaban muertos. Llegó a las escaleras, y las saltó más que otra cosa. Esquivó a un vecino que se asomaba, extrañado por los ruidos. Escuchó, pero no miró atrás, cómo chocaba el fofo cuerpo inerte de aquel hombre contra el suelo; probablemente muerto. Pero no perdió más tiempo en su memoria; sólo un objetivo en su mente: huir. Huir con el libro.
Huir, sin mirar atrás.
Al menos, ese era el plan que había esbozado apresuradamente y de cualquier manera.
Por supuesto, parte imprescindible de cualquier plan que se lleva a cabo es ignorar algunas veces el plan. Sobre todo en lo que se refería a mirar atrás.
Claro que aquella fue la última vez que tuvo oportunidad de saltarse el plan.
La última vez que miró hacia atrás.
Ya tenía a la vista el resplandor de las farolas de Postdammer Platz, el arropador cobijo de la multitud. A esas horas de la noche aún estaría llena de bohemios, trasnochados y amantes del cabaret. Había puesto toda su esperanza en que alcanzar la muchedumbre sería su salvación.
Pero, cual esposa de Lot en la destrucción de Sodoma, nuestro sujeto, vislumbrando ya el resplandor de las farolas de la avenida y pensándose ya a salvo, no pudo evitar echar la vista atrás.
A sus espaldas otro tipo de resplandor (quizá más ectoplásmico) le sobrevenía callejón abajo. Una figura desvaída elevada a una altura considerable. Envuelta en una neblina que asemejaba una larga túnica, la figura le miraba directamente a los ojos – aunque aquellos ojos emitían una potente luz propia.
El libro envuelto en lienzo cayó al suelo. Pronto, le siguió un cuerpo inerte (un cadáver), expulsando sangre por todos sus huecos craneales.
Ningún mortal osa despertar a Qarnis Qum, sin terribles consecuencias
Aquella noche ardió el Reichstag.