martes, 6 de septiembre de 2011

Interludio: Los Paseos del Coyote

El viejo Coyote sale a la calle y, antes de alcanzar la cancela del parking privado de la barriada donde habita, sentado en un bordillo, vislumbra a un yonki prematuramente envejecido y, pareciese, casi inconsciente de la realidad que lo rodea; murmura entre dientes una ininteligible letanía, y sonríe bobalicón, aunque la luz de sus ojos azul eléctrico se ha apagado y están rodeados de úlceras; señala a un coche que acaba de entrar en la zona de aparcamientos privados una plaza libre. El Coyote no está seguro si lo hace en broma, o si ya es un gesto adquirido.

Continúa su camino. Probablemente el desgraciado ha sido expulsado hasta allí por otros aparcacoches, pues a diario el Coyote puede comprobar las disputas entre yonkis, moros, negros, y de todos los colores, para repartirse las calles y los aparcamientos; todo para poder sacar así unos miserables euros que les ayuden, aunque sea brevemente, a huir de la realidad y a soportarla un día más. Antes tenías un gorrilla por cada calle, o uno por cada lado de la calle todo lo más; hoy se reparten a razón de un gorrilla por cada tres o cuatro aparcamientos.

Es lo que ve todos los días, es lo que hay.

Cruza el paso de cebra, y a la altura de la esquina pasa por delante de unos contenedores de apestosos efluvios, resultado de las calores estivales de la ciudad. Apoyada en uno de ellos, una bicicleta construida con retales de otras bicicletas con un carrito de supermercado ingeniosamente soldado, repleto de desechos y objetos parcialmente aprovechables. Encaramado al siguiente contenedor, con casi medio cuerpo dentro, un gitano de Rumania rebusca en las basuras, ajeno a la mirada reprobadora y temerosa de los viandantes.

Continúa su camino, calle arriba, recordando que un par de días atrás, dispositivos policiales, enviados por el Ayuntamiento, habían procedido a desalojar los numerosos asentamientos de chavolas que han ido apareciendo en las riveras del río. Los han quitado de allí solamente para que se pongan un poco más allá. Lo que se suele llamar el lavado del gato, o barrer el polvo debajo de la alfombra. Como todo el que tiene un poco de sentido común, deberían haberse dado ya cuenta de que el desalojo nunca es solución.

Pasa por delante del Mercadona; es primero de mes, y el supermercado está abarrotado. Se ha dado cuenta de que, últimamente, ve comprar en esa gran superficie a gente que antes nunca se hubiera dignado a parar por allí; eran los que antes podían permitirse pagar más por lo mismo, con tal de no codearse con cierta gente (o con tal de no codearse con la realidad que está ahí fuera).

Sigue calle arriba, pasa por delante de la Cámara de Cuentas, y camina por el lateral de la sede del Parlamento Andaluz; sólo en la bocacalle de enfrente, a apenas cincuenta metros, un centro de atención para transeúntes (que no es más que un eufemismo políticamente correcto para mendigos, sin-techo, vagabundos, yonkis, y todo lo que se quiera esconder a la (mala) conciencia). En la puerta puedes ver, día sí y día no, una ambulancia, o un coche de policía. Le reconcome por dentro, a nuestro viejo Coyote, comprobar la ironía que significa que ambos edificios se encuentren tan cerca físicamente, y en cambio tan lejos en muchos otros aspectos.

Hace unos años, el jardín que ornamenta la entrada principal al Parlamento estaba abierto, y por las noches dormitaban más mal que bien un pequeño número de mendigos; con el tiempo, el parque terminó vallándose, y ahora los mendigos duermen en las paradas de autobús de los alrededores del Parlamento, o en los soportales de los edificios vecinos. Es de suponer que la idea de vallar el parque vendría de sus señorías, nada dispuestos a permitir que les ponga nerviosos la visión (aun lejana, porque ellos suelen entrar por el acceso de coches oficiales) de estos desgraciados “transeúntes”. Quitado de la vista, resuelto el problema.

Claro que, como le contaba al Coyote un amigo suyo que trabaja en la Administración Autonómica, sus señorías ya están suficientemente ocupados con privatizar la cosa pública, creando agencias relativamente independientes de la Junta, a las que encargar su gestión a empresas privadas; empresas privadas, no lo olvidemos, las cuales sólo conocen la fidelidad a una cosa, el dinero; y que, sobre todo, desconocen por completo el procedimiento legal para llevar a cabo las tareas de administración del gobierno. Procedimientos legales que salvaguardan a la ciudadanía de prevaricaciones, cohechos, amiguismos y demás, que tientan continuamente a nuestros gobernantes.

Son las siete de la tarde; el calor en septiembre remite ligeramente, y permite salir a la calle a una hora que sólo una semana atrás se consideraría suicida. A la fresca sombra de los árboles del parque del Parlamento, frente a la muralla que da paso al casco histórico, una banda de cornetas y tambores ensaya para las procesiones de Semana Santa. Como parte reconocida de la tradición en la ciudad, tienen permiso explícito del Ayuntamiento para ensayar hasta las doce de la noche.

Este año, el Ayuntamiento ha decidido que no se celebrará el festival Alamedeando, el cual contaba con una incipiente tradición entre los habituales al mismo, aumentando cada año (ésta iba a ser la cuarta edición). Era un festival organizado por gente de aquí, con grupos de aquí o invitados para la ocasión, y totalmente gratuito. Se desarrollaba completamente en el enorme y espacioso bulevar de la Alameda, por el cual fue honrado el festival con su nombre. Según asegura el Ayuntamiento encabezado por don Juan Ignacio Zoido, la Corporación Local carece de fondos para financiar el evento. Por supuesto, eventos patrocinados por Heineken/Cruzcampo como el otrora también gratuito festival Territorios, dejarán algo de pasta, porque de lo contrario no se cederían alegremente los jardines del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de la Cartuja, para pisoteo masivo de césped, orine en los estanques del susodicho y conciertos varios. Ese sí, ese está bien patrocinado, y deja pasta; ese sí, aunque destroce los jardines del CAAC.

Por supuesto, para quitar los bancos de la Alameda o cambiar las farolas modernistas de la plaza del Pan por otras de enrejada y rancia tradición, para eso sí que hay dinero. Claro está que el viejo Coyote, que ha metido el hocico en todos los arroces, y cuya ingenuidad sólo es transversal, y lucha continuamente con su escepticismo, es consciente de que el dinero destinado en el presupuesto para una cosa, no puede fácilmente transvasarse a otra, sin provocar grandes jaleos burocráticos y demás intervenciones fiscales y auditorías no deseadas. El problema surge de quien decide a qué se destina cada partida presupuestaria.

Mientras todos esos pensamientos se superponen en su mente sin orden ni concierto, el viejo Coyote cruza el paso de peatones que hay frente al Arco de la Macarena, y bordea la basílica de mismo nombre. Como casi siempre que pasa por allí, se acuerda de Casa Cornelio.

Anexos

I. Sobre los gorrillas:

http://www.elcorreoweb.es/sevilla/129154/policia/local/triplica/media/diaria/denuncias/gorrillas/semana

II. Sobre los desalojos:

http://www.abcdesevilla.es/hemeroteca/historico-24-12-2005/sevilla/Home/la-policia-local-desaloja-las-chabolas-instaladas-bajo-el-puente-reina-sofia_1013218637274.html

III. Sobre el permiso de bandas de Semana Santa para ensayar en la vía pública:

http://www.elcabildo.org/noticias/malaga/item/66-el-ayuntamiento-de-sevilla-s%C3%AD-permite-el-ensayo-de-las-bandas-de-cornetas.html

IV: Sobre la cancelación del festival Alamedeando 2011:

http://alamedeando2011.wordpress.com/2011/08/09/comunicado-de-cancelacion-de-alamedeando/

V: Sobre la Alameda como lugar de encuentro y ocio popular en la ciudad:

Parte 1:

http://www.youtube.com/watch?v=tR0dU1Zc1h8

Parte 2:

http://www.youtube.com/watch?v=rgQsBXLm1sU


Parte 3:

http://www.youtube.com/watch?v=sZFEXOk5UuI



Parte 4:

http://www.youtube.com/watch?v=SS0Ts2UwWN0

1 comentarios:

Jorge Ramiro dijo...

Hola! Muy buen post, realmente interesante. El coyote es un animal realmente intrigante... Saludos desde uno de mis hoteles en buenos aires!