Sí, amigos, sí; no podíamos dejar que terminase tan invernal mes como es el mes de enero, sin al menos dar testimonio de los motivos que nos han impulsado a no tocar el blog que suscribe desde hace, pues eso, cosa de un mes o así. Y esto, como decimos, por muchos y variados motivos, de los cuales sólo desgranaremos un par de ellos, si las ganas y el tiempo - su escasez, más bien - nos lo permiten.
Principalmente, el cenizo a la tecnología que aqueja a nuestro viejo Coyote de cuando en cuando ha vuelto a hacer estragos con todo aparato que se encontraba a una relativa distancia de él: veamos, primero fue el módem; luego la placa base del mismo PC (aunque, claro, hasta que nos enteramos que era la placa base, pasó algo de tiempo, pues al principio pensamos que o bien era la fuente de alimentación, o bien un simple y absurdo disipador, que no disipaba la calor, tan nociva para los delicados equipos informáticos - y ríete tú del "calentamiento global", que el precio de la silicona para rebajar la temperatura de los PCs se va a disparar; ¡ahora es momento de invertir en silicona, amigos!); luego, de nuevo el módem. Ah, y por el camino se rompieron y/o estropearon, el calentador de aire, la antena de la TV (esa a la cual no echamos cuenta), e incluso el exprimidor de zumos (que éste no es electrónico ni nada de eso, sino que es de plástiquete del malo)... y seguro que nos quedan algunos aparatos más por mencionar, que ahora no recordamos ni queremos...
En fin, como en los viejos, y quién sabe si buenos o malos, tiempos; esa malhadada deidad de la tecnología, cuyo nombre aquí nadie quiere mencionar, vaya a ser que, encima, se enfade un poco más aún, en enfrentamiento arquetípico y, casi, de dimensiones míticas, con aquel que llaman el Coyote. Y el pobre hacía lo que podía, pero al dios de la tecnología no se le puede engañar con trucos y medias verdades, como está acostumbrado a hacerlo el viejo burlón. Es un dios de lógica y razón, y la mayoría de los ataques coyotiles resultaban inútiles, y sus oleadas de ataques contínuos, chocaban contra las escarpadas costas del "NO COMPUTABLE"...
Pues eso, finalmente, algún rito de acción de gracias; unas varillas de incienso frente a la pantalla; un gesto shinto de agradecimiento, y no me acuerdo si alguna otra cosa, para espantar el "mal de ojo tecnológico". En cualquier caso, lo que no mata al Coyote, lo hace más superviviente: en breve, muy en breve, volveremos...
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