Donde se demuestra que, por más que hayan avanzado las épocas, no tiene por qué haber necesariamente un progreso. Y esto porque, después de leer este curioso "Libro de la Almohada", de la susodicha Sei Shonagon, la primera impresión que me quedó fue la de una mujer con una inteligencia más allá de la media de su época y lugar.
Sei fue una dama de la corte de la emperatriz Sadako (Japón, siglo X, o al menos eso pone en la contraportada de la edición de Alianza bolsillo). Aparte de esa inteligencia antes mencionada, que se caracterizaba por una fina y casi indistinguible ironía, poseía una sensibilidad muy zen para captar la belleza del instante.
"En el noveno día del Noveno Mes tiene que lloviznar en el alba. Habrá entonces un pesado rocío sobre los crisantemos y la suave seda que los envuelve debe quedar empapada y debe exhalar la fragancia de las flores."
Así, este librito, o Libro de la Almohada (llamado así porque se guardaba en un cajón que hay en las almohadas esas cuadradas de madera que usan los japos tradicionales), no es más que una recopilación de notas tomadas por la dama Shonagon; son anécdotas, impresiones y recuerdos de la vida en la corte y demás. Pero, sobre todo, es una inagotable sucesión de enumeraciones y listas de cosas, con títulos como Cosas y gente que deprimen; Cosas que hacen latir deprisa el corazón; Cosas que despiertan una querida memoria del pasado; Cosas elegantes; Cosas que no pueden compararse, y otras por el estilo.
Muchas de estas enumeraciones tienen unos contenidos tan concretos como el extracto arriba reproducido. Aquí, un ejemplo:
Cosas que han perdido su poder...
Sei fue una dama de la corte de la emperatriz Sadako (Japón, siglo X, o al menos eso pone en la contraportada de la edición de Alianza bolsillo). Aparte de esa inteligencia antes mencionada, que se caracterizaba por una fina y casi indistinguible ironía, poseía una sensibilidad muy zen para captar la belleza del instante.
"En el noveno día del Noveno Mes tiene que lloviznar en el alba. Habrá entonces un pesado rocío sobre los crisantemos y la suave seda que los envuelve debe quedar empapada y debe exhalar la fragancia de las flores."
Así, este librito, o Libro de la Almohada (llamado así porque se guardaba en un cajón que hay en las almohadas esas cuadradas de madera que usan los japos tradicionales), no es más que una recopilación de notas tomadas por la dama Shonagon; son anécdotas, impresiones y recuerdos de la vida en la corte y demás. Pero, sobre todo, es una inagotable sucesión de enumeraciones y listas de cosas, con títulos como Cosas y gente que deprimen; Cosas que hacen latir deprisa el corazón; Cosas que despiertan una querida memoria del pasado; Cosas elegantes; Cosas que no pueden compararse, y otras por el estilo.
Muchas de estas enumeraciones tienen unos contenidos tan concretos como el extracto arriba reproducido. Aquí, un ejemplo:
Cosas que han perdido su poder...
- Un largo bote abandonado en una bahía al bajar la marea.
- Una mujer que se ha sacado sus rulos para peinar el poco pelo que le queda.
- Un gran árbol que ha sido despojado por la tormenta y yace tirado en la tierra con las raíces al aire.
- La figura de un luchador de sumo que se aleja después de una derrota.
- Un hombre insignificante que amonesta a un criado.
- Un hombre viejo que se quita su sombrero y descubre su calvicie.
- etc...
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