(A modo de descargo)
Que nos hayamos mantenido sin actualizar durante tanto tiempo este blog que suscribe tiene sus explicaciones; no es que, como más de uno en el equipo de El Blues del Coyote ha asegurado, debamos explicaciones a un hipotético y etéreo lector, pero sí es cierto que a la envoltura física del viejo Coyote le han sobrevenido, en un par de meses, una serie de circunstancias con las que ha tenido que bregar, y que han ocupado gran parte de su tiempo. A saber: de nuevo fue requerido para ocupar un puesto de vital importancia para la nación - aunque, claro, la dinámica oscilante que está teniendo últimamente su vida laboral (ora trabajo, ora en paro), esto es, la eventualidad en que se ha convertido su situación, hace que siempre le coja de sorpresa, eso de tener que volver a la vida laboral.
Y no siempre en el mejor momento; pues en esta ocasión, coincidió con la entrega de llaves de un nuevo piso de alquiler, a donde se han trasladado el Coyote, su enervante gatito y la cantidad de enseres, trastos y cachibaches de los que gusta rodearse y que, en ocasiones, hace pensar a más de uno en la posibilidad de cierto síndrome de Diógenes...
Al menos, este nuevo piso (unas calles más allá de su anterior cueva de ermitaño), de enormes ventanales, innumerables macetas y una bendita luz solar que llega a deslumbrar las sensibles retinas del Coyote y alcanza cualquier rincón del hogar, permite que se pueda captar cualesquiera señal electromagnética o de radio. Y esto no es lo único que ha sacado al Coyote de su recogimiento/aislamiento: compartir piso con una bruja de las trece tribus cántabras, y con un amante de la naturaleza metido a minero - algunos dicen, un hobbit de la Comarca metido a labores propias de un enano de Khazad Dum -, también ayuda.
Por ello, el tiempo que quedaba para asueto y aprovechamiento lúdico (ese mismo que, cuando le sobra, le resulta agobiante), repartido a lo largo de las jornadas de formas absurdas e irracionalmente dictadas, ha tenido que aprovecharlo en idas y venidas; pues ha sido una mudanza al estilo hormiguita: como que el piso está a dos calles, y gran cantidad de cacharros los ha trasladado él mismo, llevándolos uno por uno, cargados al lomo (y, además, en esas horas de la tarde, cuando ni los escorpiones y otras alimañas acechan, puesto que andan buscando una sombrita donde guarecerse del inclemente sol).
Esos, amen de otros motivos que no vienen al caso, han llevado al equipo de El Blues del Coyote a mantenerlo en stand by una larga temporadita. Pero aquí volvemos, con los tinteros recargados.
3 comentarios:
vaya, parece que me voy a ahorrar mas de lo que me pensaba en movil! Como me descuide invadis el centro!
Aquí tienes tu refufgio, y tu h.q., para cuando lo necesites!
Rubén, haces que este nido de cucarachas que tenemos por domicilio habitual parezca idílico...jajajaja
Publicar un comentario